Con la misma minuciosidad de orfebre con que pinta y dibuja, con idénticos materiales hechos de observación perspicaz y paciente -casi mirón compulsivo- y con la misma poesía surcada de tramas maliciosas, Nazario se nos descubre ahora como narrador.Y de este curioso experimento surge todo un escritor: preciso, intencionado, testigo de su tiempo y con mucho que contar.Plaza Real safari reúne 26 estampas vistas desde la ventana, la del propio escritor, privilegiado anfiteatro desde el que ha observado durante décadas el micricosmos que confluye en la famosa plaza barcelonesa, uno de esos ombligos planetarios en los que el azar y la necesidad hacen coincidir vidas, deseos, dramas y pasiones. Cada uno de los relatos va precedido por un dibujo a tinta del autor que, a modo de instrucciones de uso, imprime el tono preciso con el que afrontar la lectura del texto. (J.M. Martí Font, El País)El libro de Nazario es un delicado retrato de zoología por el que desfila, con nombres y a veces apellidos, la fauna del lugar: palomas, pordioseros, alcohólicos, árabes, turistas, perros, prostitutas, drogatas, suicidas, hippies, pandillas ruidosas de fin de semana y también personas ilustres con domicilio en la plaza. (J. Belmonte, El Periódico)