El reinado de Isabel la Católica estuvo marcado por dos conflictos bélicos que determinaron el futuro de Castilla. Uno, la guerra de sucesión (1475-1479), que facilitó su llegada al trono y la unión dinástica con Aragón. Otro, la guerra de Granada (1482-1492), que puso final período histórico tradicionalmente denominado Reconquista. Estos dos conflictos, con frecuencia considerados los dos últimos típicamente medievales de la Península Ibérica, contaron con un hilo conductor que determinó múltiples aspectos de los mismos: el agua.El presente libro profundiza en la influencia de los recursos hídricos peninsulares en diferentes facetas de dichas contiendas: tácticas y estrategias militares, repercusión en aspectos defensivos y ofensivos, el efecto determinante de los cursos fluviales en el desplazamiento de las tropas, en el establecimiento del Real y, por tanto, en el aparato logístico y las comunicaciones. Así mismo, examina la extraordinaria frecuencia con la que los combates tienen lugar en torno a dichos recursos y cómo esta característica fue reflejada en las crónicas de la época.