Poesía angolana.

Hay quienes dicen que la memoria es un invento, un reflejo siempre distorsionado, pero cuando leo a Melo, tengo otra sensación: las imágenes están descritas metafóricamente, pero más reales y transparentes que cualquier fotografía que tenga de mi pasado más reciente. Me cautiva su capacidad para presenciar las experiencias y expresarlas como una sutil bofetada. Y esta sensación es tan física, que por un momento dudo que esa experiencia del poeta no fuera la mía. Leer este libro es enredarse en los misterios de confundir piernas y no saber si las huellas de los pies en el camino son nuestras o las de otros.
En este libro siempre hay algo saltando de las páginas, algún dolor suyo, mío, tuyo, secular, que nos hunde. Incluso cuando João se trata de amor, no se trata de un amor cualquiera, sino, como decía Heiner Müller en su poema, de las matemáticas que no dan como resultado la nada, el dios cero de las hienas...