Otro motivo para dichos viajes: la casa del narrador está siendo lentamente invadida por un hongo con el cual nadie parece saber qué hacer. Antes de que éste se trague completamente su vivienda, el narrador se siente impulsado a resolver las principales cuestiones filosóficas (tales como «¿Por qué?») y el significado de su pulsión por la escritura, así como la procedencia del hongo… siempre que no sea demasiado tarde, y tenga que mudarse.

«Una pequeña maravilla cómicamente sombría. Una creación maravillosamente monstruosa», The Guardian.

«Brutalmente divertida», San Francisco Chronicle.

«¿Qué podría ser más divertido que reírse de los intelectuales? Yo todavía me estoy riendo, y hace días que terminé el libro. Pero, ¿de quién me estoy riendo exactamente?», Los Angeles Times.

«Una sátira mordaz sobre las deficiencias y la estupidez en general de la así llamada vida mental. Producto del humor universitario, resulta tremendamente divertida», The Washington Post.

«La gran aportación de Iyer en lo que respecta a las relaciones humanas consiste en el reproche a aquellos que ridiculizan la narrativa “experimental” como una evasión carente de emotividad y narcisista o indulgente consigo misma», The New Inquiry.

«Spurious puede parecer una comedia de Laurel & Hardy en el Fin de los Tiempos, aunque también es una rapsodia profundamente filosófica que representa la culminación de las narrativas religiosas tanto orientales como occidentales», Stephen Mitchelmore.