Ángela Medina nos ofrece un texto en tono fresco y divertido, una novela ligera que dice mucho de nuestros hábitos de hoy en día. La mirada de toda una generación sobre las relaciones con nuestros familiares, la vida en el interior de las casas, el roce del día a día que une tanto como deteriora, hasta tal punto que los personajes dejan de tener nombre para simplemente convertirse en ese con quien se vive, bien sea un abuelo, una madre, un ex novio o una sobrina. Que la historia empiece en Ikea y los personajes se pasen el tiempo desempaquetando y montando muebles como en una mudanza eterna, son el verosímil hilo conductor de las pequeñas peripecias de sus anónimos personajes, escenas que parecen salir de nuestras propias vidas.