¿La feminidad más allá del falo? Seguramente. Pero esta fórmula, cómoda y hasta elegante, que alguna vez Lacan trató con ironía, tiene un punto de enigma que debe desplazarse desde "feminidad" a "falo", no porque aquella no sea enigmática sino porque se ha censurado, simplificándolo, el lugar de éste; se ha censurado su potencia, sin duda equívoca pero rica, en los diversos niveles míticos y metafóricos que lo constituyen.
De este modo, la partida está perdida de antemano y la oposición masculino/femenino retorna a una lógica binaria hecha de la mera distinción entre ausencia y presencia, ausencia de marca y presencia de marca.
Este tema es el hilo central de la primera parte del libro. En la segunda, los diversos ensayos - la ética kantiana y la ética sadiana, el judaísmo y Lacan, las relaciones entre la filosofía y el psicoanálisis, los contrastados aspectos de la noción de fantasma, entre otros temas -, tratan críticamente aquellas cuestiones que bien podemos denominar críticas, en todos los sentidos del vocablo: porque se manifiesta la irrupción de algo latente, porque la situación se ha tornado ingobernable, porque se trata de un momento tan dificultoso como rico en posibilidades de éxito o de fracaso, porque ha llegado el momento del juicio conclusivo que etimológicamente se llama krisis.