El ser humano lleva desde el principio de su historia creyendo en la existencia del tiempo. Hasta ahora nadie habia intentado acometer la tarea de analizar de un modo científico - y por lo tanto filosófico - el concepto de tiempo. En la primera parte de este libro, el autor consigue definir de una forma clara y definitiva, qué es exactamente "eso" que llamamos tiempo. Sus razonamientos constituyen un desafío para nuestro intelecto, obligándonos a leer y a releer el texto, ya que la lógica que impera en ellos, entabla una lucha continua con nuestra ancestral creencia en la existencia del tiempo, la cual, pese a nuestra inicial resistencia, acaba siendo superada.

En la segunda parte, se presenta un nuevo modelo consmológico del universo que difiere en algunos conceptos del aceptado hasta la fecha. En este nuevo modelo se justifica de manera lógica y razonada, el movimiento de las estrellas y las galaxias sin necesidad de recurrir a la llamada materia oscura. Asimismo, se demuestra que la dificultad de visualización de lo que ocurre en los agujeros negros, está relacionada con un fenómeno conocido desde la antigüedad que afecta también a los pozos en la tierra, y que ya fue descrito por Galileo. De igual modo, se demuestra que la luz tiene un carácter de transparencia, y que por lo tanto no se la puede ver, ni siquiera al observarla de frente. Esta y otras circunstancias, explican la llamada paradoja de Olbers, y demuestran que el famoso experimento de Michelson-Morley, cuyo fracaso dio origen al nacimiento de la teoría de la relatividad, en realidad no supuso un fracaso como se ha creído hasta la fecha.

Respecto a esta segunda parte de la teoría, recientemente se han producido dos descubrimientos astronómicos que podrían avalar plenamente su contenido. El primero, que está incluido en el texto, ha sido observado desde el gigantesco telecopio Keck de Hawai, por la astrónoma Andrea Ghez de UCLA y tiene que ver con los agujeros negros. El segundo, es tan reciente, que no ha sido posible incluirlo en esta edición, y afecta a la galaxia M31 (Andrómeda) y a unas pequeñas galaxias, las cuales, parece que están orbitando a su alrededor. Según ha declarado uno de sus descubridores: "Esta circunstancia no puede considerarse por medio de las tradicionales teorías de la formación de galaxias. " Sin embargo, los fundamentos y conclusiones que se exponen en este libro, justifican plenamente dicha circunstancia.

De modo que se puede afirmar que estamos ante dos teorías que pueden representar una verdadera revolución en el mundo de la ciencia.