Miguel Alonso se gana la vida como delineante en el Madrid de finales de los cincuenta. Sobrevive en una habitación realquilada - en una casa que enseguida nos recuerda la de El pisito- y sobrelleva como puede la precariedad y sordidez de su modesta vida. Hasta que Antonio, el hijo tarambana de su jefe, lo arrastra a veranear a Ibiza, donde le han hablado de lo fácil que es ligar con europeas. Tras los primeros escaceos desesperados y un poco cafres con unas chicas valencianas que se encuentran a su llegada los dos amigos van conociendo pocoá a poco la particular fauna de juerguistas y falsos aristócratas que, con ganas de pasárslo bien, bullen por la isla.
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