La m£sica de nueva creaci¢n (aqu?lla que a£n no hemos creado y, portanto, s¢lo est  si acaso en nuestras mentes) se halla ante una bonita encrucijada, fruto de una situaci¢n m s patente que latente: ya hemos escuchado todos los sonidos. Y no solamente los hemos escuchado, sino que, hoy en d¡a, si bien quiz  es un poco arriesgado afirmar quehemos escuchado todas las combinaciones posibles de sonidos, no lo estanto decir que rara vez encontramos alguna combinaci¢n que nossorprenda.Y aqu¡ surge la primera pregunta ante la encrucijada: ¨esimportante la sorpresa? Quiz  no, y podemos simplemente colgar elcartel de "Fin de la Historia" y seguir componiendo sin m s,utilizando todas esas t?cnicas ya hist¢ricas que hoy en d¡a tenemostan bien estudiadas y ense¤adas. Pero quiz  s¡. O quiz  echamos demenos aquello que, entre otras cosas, tambi?n nos aportan la sorpresay lo nuevo: el no saber (lo que es, lo que viene, lo que suena), elcuestionarse, el que nos saquen de nuestro tono?Quiz  hemos perdido la fascinaci¢n por lo meramente sonoro, es decir, por el mediotradicional de la m£sica como tal. Quiz  el medi