Adrián J. Sáez, prologuista del libro, dice: "Claramente, Rita pertenece a la primera categoría como amada perdida por una muerte trágica, cuyo recuerdo Luis Alberto de Cuenca mantiene vivo en su poesía en una lucha contra el dolor, el luto y el paso del tiempo, según se verá dentro de un periquete. La clave está en el grado de precisión, pues hay muchas otras referencias a una galería de fantasmas y figuras evanescentes más o menos singulares o universales que ha recogido y examinado Plaza González (2019) en su «Flor de versos espectrales»: tal vez de entrada se pueda ver una relación inicial con Rita en casi todos los poemas sospechosos, sin embargo, no se puede dar por bueno automáticamente que toda imagen femenina conectada con el amor y la muerte sea un eco de Rita, sino que hay que ver cada imagen con lupa".