Las Administraciones p£blicas, el Estado en todas sus vertientes,p£blico-administrativas, pero tambi?n pol¡tica, aseguran bienes,patrimonio, actividades e indudablemente, sus responsabilidadesciviles. El seguro es hoy, inescindible, a la actividad de laAdministraciones. Una actividad presente en m£ltiples  mbitos y actosde la vida de los administrados, pero tambi?n en la prestaci¢n deservicios, contratos de obra, gesti¢n, suministro, concesi¢n, etc. LaAdministraci¢n, como ente dotado de personificaci¢n en cualquiera desus etiolog¡as estructurales y corporativas, responde ante los da¤osque pueda ocasionar a terceros como consecuencia de su actuaci¢n, desus prestaciones, de la ejecuci¢n de los contratos administrativos. Ylo hace objetivamente. Responde de sus actividades riesgosas, delhacer, del actuar de sus funcionarios, de la normalidad o anormalidaden su funcionamiento. Y tanto el sector privado como el p£blico no son ajenos a un ingente e inconcluso crecimiento y expansi¢n delaseguramiento de la responsabilidad civil, al contrario. Lo que noobsta para ignorar las dificultades que la evaluaci¢n de ciertosriesgos, sus frecuencias, intensidades, variabilidades o la ausenciamisma de t?cnicas de gerencia de riesgos en algunos ¢rganos o entes de la Administraci¢n hicieran, cuando menos en las primeras p¢lizas quese suscribieron, que en no pocas ocasiones el seguro se asimilare, encierto modo, a una suerte de apuesta. Mas la eficacia de la gesti¢n de los riesgos es exigible de igual modo a los entes p£blicos.