Desde los años 40 en que empezó a ejercer su tarea educativa, hasta 1987 fecha de su jubilación, la vida de Julia Ortés, maestra nacional, ha estado marcada por una evidente y marcada vocación hacia la enseñanza y la educación en los diferentes lugares en los que ha ejercido. A lo largo de una multitud de anécdotas, van apareciendo los entornos de los pueblos pobres de Extremadura y Andalucía en los años de la postguerra, las escuelas con escasos recursos materiales y los niños y niñas que gracias al buen hacer de una mestra llegaron a disfrutar de una enseñanza y de una educación que no tiene nada que envidiar a la que se imparte ahora. Siguiendo el hilo de este libro podemos comprender cómo muchas veces la vocación y la seriedad en la profesión son capaces de ir por delante de las leyes educativas.