Charles Pierre Baudelaire (1821-1867) fue un poeta, crítico de arte y traductor francés. debido a su vida bohemia, Paul Verlaine lo incluyó entre los poetas malditos, una clasificación muy adecuada, teniendo en cuenta la imagen del mal que sobrevuela algunos de sus secretos. El periodista francés Barbey d'Aurevilly, dijo de él que fue el Dante de su tiempo. Pero más allá de estos juiciso de sus contemporáneos, Baudelaire, quedará como el poeta más reseñable del simbolismo francés. Muy influido por las obras de Théophile Gautier, Joseph de Maistre, pero sobre todo de Edgar Allan Poe, de quien tradujo numerosos libros, Baudelaire es conocido por haber acuñado la idea de modernidad para hacer referencia a esa experiencia vital, efímera, intensa y cambiante, que es la vida urbana, y que constituye el nuevo centro y objeto de le arte: el arte como expresión de la modernidad.
Charles Pierre Baudelaire (1821-1867) fue un poeta, crítico de arte y traductor francés. debido a su vida bohemia, Paul Verlaine lo incluyó entre los poetas malditos, una clasificación muy adecuada, teniendo en cuenta la imagen del mal que sobrevuela algunos de sus secretos. El periodista francés Barbey d'Aurevilly, dijo de él que fue el Dante de su tiempo. Pero más allá de estos juiciso de sus contemporáneos, Baudelaire, quedará como el poeta más reseñable del simbolismo francés.
Entre todos los poetas modernos, Charles-Pierre Baudelaire (París, 1821-1867) ocupa un lugar privilegiado. Es quien mejor ha sobrevivido a su tiempo y quien mayor influencia ha ejercido sobre la poesía posterior. Más allá de los indiscutibles valores éticos, estéticos y metafísicos, que ostenta en alto grado, Baudelaire consiguió imprimir un giro copernicano a la añeja actividad poética, acercando el escenario del arte al teatro de la vida. Su único libro de poemas, Les fleurs du mal, y su réplica en forma de poemas en prosa, Le spleen de Paris, que ahora presentamos a los lectores en nueva y acendrada versión, plasmaron literariamente ese cambio. El mundo de las grandes ciudades, el de los Tableaux parisiens, se convierte aquí en la preocupación dominante del poeta maldito, que nos legó algunos de los pensamientos más hondos y sugerentes sobre el mundo moderno. Después de las numerosas aportaciones poéticas y literarias de Baudelaire, ni la realidad representable, ni el sujeto creador, ni la obra creada, ni siquiera el lector de poesía, volverían a ser los mismos de antes.