Claudel ha decidido no ser amable a la hora de estigmatizar tajantemente, en veinticinco relatos, nuestro mundo por todo aquello que no va bien. Nos recuerda a André Breton, a Dino Risi y sus monstruos, o a Franquin y sus Ideas Negras.  Inhumanos muestra una visión descarnada de las nuevas burguesías tecnócratas, apoyándose en un humor ácido para reflexionar sobre el hastío existencial y la ausencia de valores que estas padecen. Es el reflejo de momentos cotidianos deformados y retorcidos hasta sus últimas consecuencias, poniendo de manifiesto la alienación social imperante en Occidente, con multiplicidad de objetos y personajes actuando como símbolos. Nos hemos convertido en monstruos. Podríamos lamentarlo, pero es mejor reír:

«Ayer un conductor nos hizo una peineta. Le amputamos el dedo. No soportamos las groserías. La falta de cortesía es insoportable. Dubois siempre lleva algunas herramientas en su maletero. Nunca se sabe. Llave Stillson. Gato. Cadenas para la nieve, aunque ahora es raro que nieve. El calentamiento climático al final no es una broma. Es una pena. Nos podría haber hecho gracia. Señor, por qué nos ha hecho una peineta El hombre estaba en el suelo. Había perdido la agresividad prepotente que deformaba su rostro al adelantarnos e insultarnos mientras tocaba el claxon porque respetábamos el límite de velocidad. Lo habíamos adelantado de nuevo y detenido al cortarle el paso con una simple maniobra. Un clásico. Sin desgaste. Dubois es un as del volante. Podría haber sido piloto de carreras. Prefirió las estadísticas. Éramos tres. Dubois, Morel y yo. El hombre estaba solo. Los cobardes normalmente están solos.»

INHUMANOS Por Navidad, tres hombres, comprados y atados al árbol, terminan enterrados en el fondo del jardín. Un galerista vende los cadáveres de personas sin hogar que se han congelado frente a su ventana, como si fueran esculturas de artistas. Durante su estancia en un pueblo de vacaciones, a una familia le encanta salir al mar en barco para volcar y hundir frágiles embarcaciones de inmigrantes. En esos mismos hogares, por el bien de la ecología, comen los cadáveres de sus ancianos en lugar de incinerarlos, o visitan un «parque de pobres» donde los necesitados son deportados después de haberlos acorralado, registrado, tatuado y regalado un hermoso uniforme a rayas, y un tal Brognard repudia furioso a su esposa porque les ha dado de comer cuando está prohibido, y viéndose pobre esta acabará en ese mismo parque... He aquí algunos de los relatos inhumanos de Philippe Claudel, que también tratan sobre la esclavitud, el canibalismo, la orgía, la congelación de los recién nacidos, los filósofos éticos que dan lecciones a cambio de una comida caliente a los bastardos ordinarios, estúpidos y malvados, que son los héroes de este libro. 

«El autor de Almas grises sorprende al incursionar en el terreno de la farsa sarcástica, si no nauseabunda: en veinticinco capítulos abrumadores o lúgubres, pinta un retrato de pesadilla del comienzo del siglo XXI. Bebés congelados, una abuela fallecida devorada por su familia, noche de suicidios, bestialismo con peces...» Jean-Louis Enzine

(Nancy,1962) ha sido profesor, director y guionista de cine y televisión. Dedicado fundamentalmente a la literatura, se ha hecho valedor del Premio Goncourt des Lycéens 2007 por su libro El informe de Brodeck. Su prosa, lírica por momentos y sosegada, ahonda en las aristas más oscuras del ser humano. Considerado uno de los mejores escritores franceses de su generación, logra dejar en sus lectores una impronta profunda mediante relatos perturbadores rigiéndose en ocasiones por los códigos de la fábula.