La maestría de Henry James (1843-1916) está fuera de toda duda, en cualquiera de los dos continentes donde residió, en todos los géneros literarios que abordó –fuera cual fuera la técnica o la temática–, pero es en sus relatos donde el talento y la excelencia se dan más frecuente y rotundamente. James fue un gran cuentista, pero se aproximó al relato de un modo muy distinto a antecesores como Poe o Mérimée y a contemporáneos como O. Henry. Si para muchos autores el cuento era una especie de problema o enigma a solucionar, el singular abordaje de James da mucho más peso a los personajes, con sus peculiaridades, contradicciones, hasta lograr obras maestras como «La figura en la alfombra» o «La bestia en la jungla».

Preparado por el escritor Eduardo Berti, este tercer y último tomo de sus Cuentos completos corresponde a su «fase mayor», desde 1895 hasta 1910: esa etapa final (que va desde «El altar de los muertos» hasta «Una ronda de visitas») en la que terminó de plasmar algunas de sus mayores innovaciones en materia de estrategias y puntos de vista, y en la que se aprecia una madurez con claras señales de «cierre» o «balance». Los últimos cuentos de un maestro (incluido el inédito e inconcluso «Hugh Merrow») y, ya por fin, al completo toda su obra cuentística. Todo James.