Habrá un camino es la búsqueda de un remedio para el desencanto. Es un intento de construir un pequeño refugio de libertad en un paisaje yermo y desolado, desde el que poder rebelarse frente a una manera de ver el mundo que solo esclaviza.
Estamos ante una poesía que nos propone, nos inquiere y nos remueve, que se va transformando al mismo tiempo que cambia la mirada de quien escribe. Aquí hay palabras que hablan de la soledad y la necesidad de ser escuchados, del amor como excelencia de la catástrofe, o de las imposturas que nos separan de los otros. También de la exigencia de belleza y del imperativo de ser valiente a toda costa. Palabras que no niegan nada para entenderlo todo. Incluso esa tendencia natural que nos empuja a hacer las mismas suicidas elecciones, o la nostalgia inevitable por el despiadado paso del tiempo. Aunque a veces las palabras no sean suficientes para describir una vida que no basta.