Cistella de la compra

Principio de gravedad

Autor Vicente Velasco Montoya

Editorial BALDUQUE EDITORIAL

Principio de gravedad
-5% dte.    11,00€
10,45€
Estalvia 0,55€
No disponible, consulti disponibilitat
Enviament gratuït a partir de 19€
Espanya peninsular
Enviament GRATUÏT a partir de 19€

a Espanya peninsular

Enviaments en 24/48h

-5% de descompte en tots els llibres

Recollida GRATUÏTA a llibreria

Vine i deixa't sorprendre!

  • Editorial BALDUQUE EDITORIAL
  • ISBN13 9788494280481
  • ISBN10 8494280481
  • Tipus LLIBRE
  • Pàgines 73
  • Any Edició 2016
  • Idioma Castellà
  • Encuadernació Rústica amb solapes

Principio de gravedad

Autor Vicente Velasco Montoya

Editorial BALDUQUE EDITORIAL

-5% dte.    11,00€
10,45€
Estalvia 0,55€
No disponible, consulti disponibilitat
Enviament gratuït a partir de 19€
Espanya peninsular
Enviament GRATUÏT a partir de 19€

a Espanya peninsular

Enviaments en 24/48h

-5% de descompte en tots els llibres

Recollida GRATUÏTA a llibreria

Vine i deixa't sorprendre!

Detalls del llibre

Principio de gravedad no es un ardid para colarnos el enésimo llanto por lo-mal-que-me-trata-la-vida. El hecho de que el lenguaje bascule entre lo coloquial y el léxico culto, y también entre lo prosaico y una jerga científica que obliga a estar alerta, responde a algo más que a una mera cuestión de estilo. La recurrencia de términos como algoritmo, o de otros procedentes de la medicina o la biología, se antoja un astuto parapeto contra la embestida viscosa del confesionalismo desbocado. Y, por otra parte, en lo que se puede advertir como prosaísmo en muchos de estos versos se embosca una notable necesidad de contar, revelar, desvelar, compartir. Si el poeta requiere echar mano del enunciado torrencial, imprecatorio a ratos, lo hará sin melindre alguno. Y si a una extensa filípica conviene acompañarla de una sentencia seca y breve, a veces de una única palabra, también la veremos estampada como se estampa un puñetazo. De hecho, se diría que, con el discurrir del libro, el versículo furioso se fuera adelgazando hasta instalarse en una cierta vecindad con el decir epigramático: «Habla con aquellos que murieron. Habla». (...) Y es que lo que invocan estos poemas de largo aliento no es el orbe ni el orden (nada aquí está completo ni se sabe qué hora es —¿las doce?, ¿por qué?— en el reloj), sino que se celebra con amargura la génesis caótica que procuró toda creación y a la que parece condenada a propender y regresar algún día (... con perdón). No se loa el universo: se lo denuncia. ¿O es que acaso el espacio no está también lleno de basura?