Corre el año 44 a.C. y los clanes rivales de Roma están llevando a la República hacia un nal violento y bañado de sangre. Los
Claudios, celosos, codician el poder de los Julios, que son los reyes en todo menos en el nombre. Un pequeño bebé pronuncia la
profecía de una diosa. Si la bella y enigmática Livia Drusila, de trece años de edad, se casa con su primo bastardo Tiberio Nerón, de once, engendrará a cuatro grandes reyes de Roma. Cuatro grandes reyes Claudios...
Livia y su joven novio comienzan su desventurado matrimonio, pero la maquinadora Livia tiene unas ideas peligrosas. Se considera
superior a los dioses y duda de la interpretación de la profecía. Cuando Julio César es asesinado, la suerte de los Claudios toma un
cariz mortal. Los patricios se convierten en pobres, y Livia y su marido tienen que huir de Roma.
Pero Roma cae bajo el hechizo del sobrino de César, Octavio, cuyo pelo es amarillo como el oro. El joven, futuro dictador, les ofrece a Livia y a su marido el perdón. Sin embargo, Livia ve mucho más que una mera promesa de perdón en el nuevo y más poderoso hombre de Roma. Ve en Octavio al verdadero padre de los reyes que le habían profetizado. Y ve también la posibilidad de ascender al poder.