Un accidente vascular sumió al autor en un coma profundo del que emergió afectado por el «síndrome de cautiverio»
pero con las facultades mentales intactas. Mediante el parpadeo de su ojo izquierdo fue capaz de dictar esta breve
pero inmensa obra sobre los límites de la dimensión humana, en la que deja constancia de su existencia y de sus
reflexiones. Un impresionante testimonio de lucha contra la adversidad, que es al mismo tiempo, una auténtica joya literaria. Fue llevada al cine por Julian Schnabel, que ganó la Palma de Oro en Cannes a la mejor dirección por esta película.
«Poético, irónico y positivo: el poderoso testamento de un hombre cuyo espíritu se negaba a morir», THE NEW YORK TIMES
«Una magnífica lección de heroísmo», LE FIGARÓ
«Una obra maestra», L'EVÉNEMENT DU JEUDI