Hoy las 13 ciudades más pobladas se sitúan en Asia, África y América latina; hay 33 megalópolis anunciadas para el 2015 y sólo una de las diez más grandes (Tokio) será una ciudad "rica". En este contexto, se debilita el modelo de la ciudad europea y también su dimensión política: la ciudad que prometía integración, solidaridad y seguridad ha sido reemplazada por una ciudad de "múltiples velocidades", una ciudad que separa los grupos y las comunidades manteniéndolos a distancia. Olivier Mongin describe con agudeza y amplitud de miras este complejo escenario, partiendo de las preguntas básicas: ¿de qué estamos hablando cuando decimos "ciudad"? ¿A qué condición urbana hacemos referencia? ¿Qué futuro podemos prever? La nueva cultura urbana exige que el espacio encuentre una coherencia que le permita defenderse de la desintegración. Más que nunca, señala Mongin, hay que rescatar el espíritu urbano y ciudadano, ese espíritu que cree que lo uno y lo múltiple aún pueden marchar concertadamente.