Aunque la primera ciudad que forjó una identidad patriótica desde muy temprano fue México,varias urbes criollas e indígenas también se enorgullecieron de sus escudos, de sus hombres y sus mujeres célebres, de sus edificios y sus instituciones. Desde esas ciudades, pero con los símbolos que se gestaron en la capital, muchos letrados nacidos en provincia crearon en el siglo XVIII una conciencia territorial más amplia que comenzó aconsiderar a la América septentrional como la patria de todos. Así, sin perder el sentido de pertenencia a la monarquía católica hispánica, los habitantes de Nueva España pensaban que vivían en un reino elegido de Dios para cumplir un destino providencial. Sin ese proceso de formación identitaria es imposible entender la independencia y la unidad territorial que México mantuvo en los siglos posteriores, a pesar de su convulsiva historia, y que hoy es tan necesario rescatar.