Cuando Didín entró en aquella casa de París para cuidar a la pequeña Florencia, no podía saber que, muchos años más tarde, el hijo de aquella niña, Olivier, le preguntaría qué hacía ella en la época para ser antifranquista. Didín, decidida como era, empezó a enviarle cartas, desde Benimodo hasta París, donde le explicaba algunas de sus vivencias que ilustran la historia de los valencianos y valencianas de la segunda mitad del siglo xx. Hechos duros y acciones llenas de esperanza que Didín supo transmitir sin acritud ni orgullo, con una sonrisa en la boca. Tal como era ella. Ahora, podemos leer estas deliciosas cartas gracias a la generosidad de Florencia y a la labor de edición de Empar Bria. Además, unas notas amenas del historiador Natxo Escandell ayudan a contextualizar cada carta.