Nos encontramos en una situación de emergencia educativa y en una crisis de sentido generalizada que ha hecho saltar todas las alarmas; y no solo en ámbito de la educación, sino también en el de la salud mental. Este libro sostiene que parte de la solución a estos problemas sociales reside en la literatura y en su adecuada transmisión, desde la infancia. Para la autora, la literatura es la actividad formativa y educativa más completa que puede recibir el ser humano porque es, junto a la ciencia, una forma de conocimiento genuina. En efecto, la literatura enfrenta al lector con el motivo y el objetivo de su existencia, y lo hace a través de imágenes simbólicas que le permiten apropiarse de la realidad por la vivencia subjetiva. Por eso, la formación literaria es una verdadera educación para el uso (con)sentido de la libertad gracias a los hábitos que fomenta las imágenes que cada obra genera y a la actividad cognitiva y emocional que requiere una interpretación compleja.Aquí se presenta un método hermenéutico tanto cognitivo como estético y simbólico, que supera los posicionamientos críticos de moda y permite recibir la tradición con apertura para dejar que resuene en el interior de cada lector. Esa lectura literaria permite, así, comprender el presente y proyectar el futuro.La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.